LA OBRA

El Caballero de Olmedo es una de las obras más líricas de Lope, y una de las que mantienen con más entereza el aliento trágico, tan raro en el dramaturgo madrileño. Sin embargo se trata de una tragicomedia, ya que aunque maneja elementos trágicos reconocibles como la fuerza del destino o el destino trágico del héroe, también conserva elementos pertenecientes a la Comedia Nueva.

Se suele situar su escritura alrededor de 1620 aunque su impresión es posterior a la muerte del Fénix de los Ingenios. Permanece prácticamente desconocida para el público hasta que Menéndez Pelayo la edita a finales del XIX. Su regreso a los escenarios de manera permanente se produce en el siglo XX, siendo hoy en día una de las piezas más apreciadas del repertorio barroco español.

Las fuentes para su redacción —ampliamente estudiadas por Francisco Rico— debieron ser el cantarcillo y el baile, conocidos por un público que acudía al teatro sabiendo el desenlace y sin embargo deseoso de escuchar la historia de nuevo en boca de los comediantes.

Resúmen del argumento

Don Alonso, apodado El Caballero de Olmedo, llega con su criado Tello a las fiestas de Medina y conoce a Inés, una joven de cuya belleza y personalidad queda prendado. Para lograr conseguir su amor se hace con los servicios de una alcahueta llamada Fabia, que logra entrar a la casa de Inés y hacerle llegar una carta del enamorado caballero.

 

Don Rodrigo, pretendiente de Inés, comienza a sospechar que el desdén de esta proviene del caballero foráneo y su odio crece con cada encuentro; decide pedirla en matrimonio. Entretanto el Rey se va aproximando al pueblo, de cuyas fiestas ha escuchado hablar.

 

La ida y venida de cartas a través de Fabia tiene su efecto. Los amantes, ya declarados y seguros de su amor, deciden evitar las pretensiones de Rodrigo, así Inés fingirá que quiere ingresar en un convento. Fabia y Tello se convierten en asiduos de la casa como profesores de religiosidad y latín y el amor continúa entre los jóvenes.

 

Las ferias de Medina llegan a su momento álgido, y la corrida de toros resulta decisiva: no solo Alonso se luce delante del monarca, sino que salva la vida de Rodrigo. Al finalizar las fiestas don Alonso decide regresar a Olmedo a ver a sus padres, pero don Rodrigo, apostado con hombres en el camino, asalta al caballero y lo mata de un disparo a traición. Tello, al descubrir el crimen vuelve a Medina a pedir justicia y el rey, tras escuchar al criado condena a los culpables.

LOPE DE VEGA

El llamado Fénix de los ingenios nace en Madrid en 1552. Es el responsable de la gran renovación teatral que culmina en uno de los periodos más apasionantes de la historia del teatro Español y que tuvo lugar durante el periodo que llamamos Siglo de Oro. Un momento en el que el teatro vive un auge extraordinario que unifica la gran calidad en la producción de los poetas con los representantes y el disfrute del público en las principales ciudades españolas.

 

También llamado Monstruo de la Naturaleza —como escribió Cervantes—sus obras dramática se cuentan por centenares, a lo que hay que añadir su producción poética y en prosa, que le convierten en uno de los autores más prolíficos de la historia universal.

 

Con una vida tan intensa y agitada como los argumentos de sus comedias, Lope se forma en la Compañía de Jesús y en la Universidad de Alcalá de Henares, aunque no consigue ningún título. Tras un paréntesis alistado en la marina, vuelve a los estudios, compaginando su actividad literaria con trabajos de secretario para diferentes nobles. Después su vida se debate entre amoríos, problemas con la justicia, rivalidad con otros poetas, vuelta a la carrera militar, estancias en diferentes ciudades, ediciones y representaciones de sus obras y el sacerdocio.

 

Tras años reinando en los escenarios de toda España, su Arte Nuevo será continuado por un buen número de dramaturgos de los que destacaron Tirso de Molina y Calderón de la Barca. El poeta contempló su relevo de los tablados con nostalgia e impotencia, y escribió en su senectud algunas de sus mejores obras.

 

En sus obras, siempre alrededor de cuestiones relacionadas con la pasión amorosa, el honor y la fe adquieren también una relevancia importante según el género al que pertenezcan. Pero es, sin duda, el amor el motor y el centro de su dramaturgia; una pasión de la que es imposible escapar.

 

Se le atribuyen unos 3000 sonetos, tres novelas, cuatro novelas cortas, nueve epopeyas, tres poemas didácticos y más de cuatrocientas comedias —el número varía según los autores de manera sustancial— de las que seguimos representando un buen número.

 

Sus obra más conocidas y representadas son: Fuenteovejuna, Las bizarrías de Belisa, Los locos de Valencia, La dama boba, EL acero de Madrid, El perro del hortelano, Peribañez y el comendador de Ocaña, El villano en su rincón, El castigo sin venganza, La discreta enamorada, EL anzuelo de Fenisa, La noche toledana o La viuda valenciana.

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Web actualizada 6/1/2024

 

 

 

 

 

 

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